Estoy obsesionado con el "story-telling". Se me antoja denostarlo al infinito y muchos escritores, de Borges a Xavier Velasco, me dan muchos pretextos para hacerlo, buenos todos ellos. En realidad no tengo nada contra los escritores de historias (sí, algo, envidia solamente) y sí mucho contra los lectores. Mejor dicho, contra los que privilegian la lectura de historias inventadas (lo poco inventadas que pueden ser las historias hechas por humanos que escriben porque viven) contra otras lecturas.
Es una idea específica sobre "ocurrir". La flecha del tiempo y mi obsesión por escapar de la idea del ciclo o de la vida y la muerte. Sabiendo como sé que el universo discurre sin interesarse en el tiempo, quiero ser como él. Quiero, además, en mi delirio megalomaníaco, que todos seamos como él. Inmunes al tiempo. Y las historias, a pesar de todas las manchicuepas metafísicas y delirios lisérgicos de los escritores, son tiempo que transcurre.
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5 comentarios:
vivimos entre historias, no hay necesidad de ller historias inventadas en teoría, pero la realidad históricamente no apendeja, y es cuando necesitamos estimulantes de la imaginación.
Coincido con el maese Semigod. Algunos escriben historias, otros las viven y una buena porción las revive. El punto negativo es dejar las historias, que son vida, para después.
Un abrazo, maese Armando, y felicidades por su casa nueva.
ya quedó entre mis links. me gusta mas esta aventura bloguera, por cierto
Pos qué güeno que sigas en la bloggósfera.
Ya vendré ahora por acá.
Somos tiempo Sr, cada uno de nosotros, sino, tome usted un pequeño trocito de su piel y pellízquese suavemente, si después de eso, me dice que no esta vivo
y que en su momento no sintió la caricia de alguna mujer en el abandono mismo de la eternidad, le creeré que no entiende el significado de la palabra misma.
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